Por Raúl Ruiz
***
Oscar Rivas Lozano, uno de los sicotraumatólogos más brillantes de este país, sostiene que el ser humano requiere regulaciones emocionales.
Oscar, quien es el director Clínico del Instituto Newman, una organización de perfil académico sin fines de lucro y orientada a formar a profesionales en la materia del sicotrauma, ha ofrecido varias conferencias en las últimas semanas donde, teniendo como objeto de trabajo a los niños, resalta que la falta de regulaciones en la infancia de los menores, genera jóvenes y adultos con trastornos o problemas, algunos de ellos graves.
Bajo el título “Las experiencias adversas en la Infancia”, la interesante y reveladora charla de Oscar detalla cómo los niños afectados por problemas familiares y sociales, se convierten en ciudadanos problemas.
En el contenido de la conversación, que dará origen a un libro en proceso, el autor ofrece soluciones y genera expectativas positivas sobre un problema que nos involucra a todos.
De hecho, el espíritu del Instituto Newman es de trascendente nobleza:
“Aliviar el sufrimiento humano”, es uno de los objetivos centrales que la agrupación.
Y lo hacen con mucha constancia.
Se han propuesto formar cuadros que les ayuden a esta enorme misión.
“Las experiencias adversas en la infancia” tiene un soporte académico y de investigación de la Universidad de Harvard y sería muy bueno que los gobiernos le echen un ojo por la experiencia probada que ha tenido, principalmente en Estados Unidos.
En el vecino País del Norte, específicamente en California, la experiencia de atender las causas que provocan traumas a los niños y que después se convierten en seres humanos inadaptados, se ha tomado tan en serio que ya es política pública, consignada incluso en la Constitución de ese estado.
Apoyado en los resultados del llamado “Proyecto Aces” (Siglas en inglés del Adverse childhood experiences), el Instituto Newman ha estado promoviendo el modelo entre los gobiernos de los estados con el único fin de ayudar a las familias y sobre todo a los niños a advertir estas experiencias adversas que pueden ser una amenaza para su desarrollo personal y corregirlo.
Este tema, sin duda relevante por el tipo de ciudadanos que estamos formando como sociedad, adquiere mucha vigencia en estos días por nuestros comportamientos y evidentes patologías.
Un dato revelado en la segunda semana de junio por la Junta de Control de Juegos de Nevada, donde se asientan Las Vegas, indica que somos seres “fuera de toda regulación”:
Durante Mayo, última cifra disponible hasta ahora, los casinos de Las Vegas recibieron de sus apostadores la escalofriante cifra de $1,200 millones de dólares.
Esa cifra es un récord: No ha habido ningún mes de mayo que, en Las Vegas, haya recaudado más dinero proveniente de los ansiosos ludópatas que visitan la llamada “Ciudad del Pecado”.
Pero no es todo: Es el mes número 15 que, de manera consecutiva, los casinos de Las Vegas reciben más de mil millones de dólares.
Las cantidades estratosféricas rompieron todas las expectativas:
En mayo de este año se esperaba un descenso respecto a lo recaudado en el 2021, pero creció 5.7% y hasta 32.4% respecto a mayo del 2019, el año de la prepandemia.
El 2020 no se contabilizó porque en esa fecha los casinos estuvieron cerrados.
Los analistas de ese mercado sostienen que cuatro eventos ayudaron a que la cifra aumentara:
El combate de boxeo por el título de peso superligero Canelo Álvarez-Dmitry Bivol, el Electric Daisy Carnival y los conciertos de Pearl Jam y los Eagles en fechas distintas en el MGM Grand Garden, perteneciente a la poderosa firma “Strip”.
Este escenario no hace sino confirmar lo que ha estado advirtiendo con mucha sensatez y preocupación el director Clínico del Instituto Newman sobre los trastornos que sufren los niños y que explican gran parte de los muchos problemas que ahora tenemos.
En resumen, si concentráramos más nuestros esfuerzos en atender a los niños, seguro tendríamos mejores ciudadanos… y menos ludópatas.
***
“… Hay identificadas 10 experiencias adversas que afectan la vida futura de los niños y que es nuestra obligación trabajar en su prevención…”
—
Oscar Rivas Lozano
Director Clínico del Instituto Newman
****